martes, 4 de mayo de 2010

Viaje a las Alpujarras


Este fin de semana fuimos a Orgiva, un pueblo pequeño en las Alpujarras. Durante el viaje, el camión serpenteaba por las montañas altísimas e hicimos muchos giros parecidos a horquillas, pero las vistas eran espectaculares. Podíamos ver hasta muchísimos kilómetros y el paisaje de huertos de olivos y tierra marrón rojizo me parece una escena muy típica española, como de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Antes de llegar a Orgiva pasamos por Lanjarón y pasamos por la fábrica de las botellas de agua de la marca “Aguas de Lanjarón”. No sabía que era una marca que venía de las afueras de Granada antes de este viaje. Cuando finalmente llegamos a Orgiva descubrimos que nuestra casa estaba realmente un poco afuera del pueblo en una colina pequeña. Estaba rodeada de campo y huertos de naranja y lima y realmente nuestros vecinos, aunque eran visibles, no estaban muy cercos. Me gustaba mucho esta atmósfera y durante el fin de semana pasé muchas horas en el patio de la casa mirando la vista increíble y disfrutando de la naturaleza.

El sábado por la tarde, todos nosotros hicimos senderismo un poco después de que hicimos footing al centro de Orgiva. Como nuestra casa estaba en un valle, era un poco difícil escalar a una de las montañas alrededores y por eso exploramos cerca de un rio y caminamos por varias sendas interesantes. Vimos muchos huertos y unos caballos que parecen de que eran de los dueños de unos huertos. También, cerca del río vimos un rebaño de cabras y ovejas con un pastor y unos perros para protegerles. Aunque vivo en el pueblo rural de Lancaster en Pennsylvania, nunca he visto un rebaño de cabras pastando en unos pastos naturales y este me parece muy interesante. En total, nuestra visita a las Alpujarras era muy divertida y era una experiencia única porque no era en una ciudad muy conocida, sino en un pueblo pequeño español donde la manera de vivir es inevitablemente diferente y por eso, interesante.