Este fin de semana, unas de mis amigas y yo fuimos al Mercadillo de Granada. Estaba en las afueras de la ciudad, pero por autobús, el paseo no duraba mucho tiempo. El mercadillo es un tipo de mercado que ocurre afuera, similar a los "mercados de pulgas" en los Estados Unidos. Era un domingo y había muchísima gente: mujeres mayores con sus bolsas de compra, familias con cochecitos, y niños corriendo por todos lados. La mayoría de las mercancías constaban de ropa, zapatos, joyas, bufandas, y bolsos, pero también había unos stands de verduras y frutas frescas y también de cositas para la casa. Los dueños de los stands gritaban sus mercancías y todas las gangas que ofrecían. Repitieron sus ofertas tantas veces que realmente no significaba nada y solo servía para atraer atención a sus carpas individuas. Dijeron cosas como “Un euro, un euro, un euro” una y otra vez hasta que sonaba como “ueuro” y no sabíamos a artículo que estaban refiriendo en primer lugar. Pero en general había muchas cosas buenas de precios muy baratos.
Muchas de las etiquetas de la ropa estaban recortadas y por eso pienso que la ropa fuera la extra o la dañada de unas tiendas de marca. También unas personas vendían dvds que eran probablemente piratas y relojes y bolsos de imitación. En total me parece un poco sospechoso, pero era muy interesante ver esta parte de Granada. A mí me parecía que había muchas personas inmigrantes de Sudamérica y Marruecos. Había un hombre tocando los caramillos de Perú, y muchas personas no tenían un acento muy español. Vi unas personas con dientes de oro y ropa un poco andrajosa, pero también vi personas con anillos de oro y ropa muy elegante. Era interesante ver las diferentes personas e imaginar porque estaban allí. Quiero ir al mercadillo otra vez no solamente porque compré un vestido y zapatos para quince euros, pero también porque era una experiencia interesante culturalmente.
miércoles, 3 de marzo de 2010
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